La relación entre el reputado astrofísico Stephen Hawking y su primera mujer Jane, en la que ambos luchan contra la enfermedad degenerativa que postró al científico en una silla de ruedas.
El compositor firma una agradable creación que desarrolla en lo ambiental y lo sentimental, dando al conjunto un tono de evocación y de ternura. Es elegante, cuenta con un sencillo y bello tema principal y es variada en temas. Pero es una banda sonora que no va más allá de recrear un entorno lírico y bucólico, que es ajena a los acontecimientos dramáticos y al personaje principal, a quien no considera más allá de lo elegíaco o incluso lo hagiográfico. La música no explica nada que no esté ya explicado en el filme y su destino es el gustar al espectador, el obligarle a implicarse emocionalmente, y no se hace con sutileza sino por imposición: con su casi omnipresencia, con la reiteración de algunos temas en escenas dispares (esto es, en lugares donde por lógica no corresponde una música que explicaba otra cosa) y cuyo sentido y significado inicial acaba por quedar diluido en una amalgama de temas de una banda sonora algo colapsada, débilmente estructurada, muy bella de escuchar pero sin ningún elemento narrativo o dramático de interés. Es música muy vistosa, pero vacía. Esto es ponerle música a una película, no hacer música de cine.
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