Un caritativo sacerdote vive atormentado por las dudas y la desesperación que le provoca un mundo dominado por el sufrimiento y la muerte. Una noche sufre una recaída y muere. A la mañana siguiente, se ha convertido en vampiro.
El compositor aplica una creación que pretende ser para el terror y la comedia, para lo dramático y lo lírico, pero el resultado es confuso, caótico y como el propio filme se extiende en exceso y acabando en rutina y monotonía. Tiene momentos interesantes, pero en su conjunto es poco consistente.