Miniserie televisiva. La apacible vida de los vecinos de una urbanización costera cambia radicalmente el día en que aparece en las redes un vídeo sexual de la profesora de la escuela con uno de sus alumnos. Las cosas se complican aún más cuando aparece el cuerpo sin vida de uno de los habitantes.
El compositor firma una simpática banda sonora de comedia que funciona a modo de Grand Guignol, de farsa deliberada que se abre con un poderoso tema principal, elegante a la vez que sarcástico, con cierta malicia. En este tema, y también en los demás, el uso instrumental es preciso y detallado, tanto con las cuerdas como con los vientos, pero especialmente con las percusiones. Los aires flamencos -brillante empleo de las palmadas- aportan un tono festivo a este juego de muertes y engaños.