En un Oeste imaginario, un pistolero se enfrenta a una banda de fetichistas, dirigida por un coronel lascivo que tiene atemorizada a una congregación franciscana.
Bella creación que funciona en buena medida por contraste: esta es una película anárquica, contracultural, vanguardista, y sin embargo la música (y su uso) es en términos generales clásico y tradicional, lo que en cierta medida contribuye al desconcierto buscado. Es una banda sonora variada en temas y estilos, estructurada a pesar de su aparente desestructura en torno a música de tono evocador y melancólico, íntima, elegante.