Una médium y su novio malviven gracias a pequeñas estafas... pero un día se cruza en su camino un buen puñado de diamantes y deberán poner a prueba todos sus recursos para no ser atrapados.
Para la última película del director, el compositor escribió una obertura sinfónica con inclusión de coros femeninos que resaltaba la aureola mística de la médium, pero dotando a la película de sentido de humor. Para ello se sustentó en el tono barroco que imprimió en ese tema principal y en la mayor parte de los temas secundarios, dando una acertada impresión de farsa, que en ciertos aspectos recuerda lo mejor de John Addison, aunque este es un Williams bien reconocible.