Dos hermanos siameses viven en una pequeña habitación de un hotelucho de mala muerte. Comparten órganos que ponen enfermo a uno y saludable al otro. Un día llaman a una prostituta que al verles huye aterrorizada pero olvidando el bolso. Cuando regresa, los hermanos no están enfadados, ellos aceptan el miedo de la gente con triste resignación.
Partitura dramática íntima y austera, que el compositor inserta en el interior de los personajes para realzar sus sentimientos de soledad y aflicción y música externa para recrear un ambiente de vacío.