Un profesor interino en el colegio de un pueblo descubre que tiene que reintegrar a un alumno enfermo, al que ninguno de sus compañeros quiere que vuelva a clase.
La música en esta bienintencionada película se sustenta en un solo tema que es unidireccional: del profesor hacia sus alumnos y familiares. Se trata de una sencilla melodía con piano que se aplica en la figura del protagonista con cierto exceso de veces, en alguna ocasión demasiado brevemente. Suena sustancialmente cuando está solo, hasta que en un momento climático se expande y abraza a los demás personajes, en una deliberada comunión y en la exposición de la luz que el personaje finalmente ha podido proyectar.