Una joven se corta accidentalmente su dedo y la herida se le infecta y comenzará a tener extraños comportamientos con cualquiera que esté cerca suyo, causándole heridas e incluso la muerte. Un grupo de sacedortes la examinan y el Vaticano autoriza el exorcismo.
Como hiciera en otros filmes de terror, el compositor genera entornos y ambientes de claustrofobia y opresión, asfixiantes y amenazantes, con música deliberadamente indefinida que evita concretizar la forma de la amenaza para magnificar el poder del peligro. Sin embargo, y a diferencia de The Conjuring (13), no se acaba fisicalizando ese peligro, por lo que el espectador no tiene referencia y la música resulta menos explicativa.