El todopoderoso Thanos ha despertado con la promesa de arrasar con todo a su paso. Los únicos capaces de pararle los pies son los Vengadores y el resto de superhéroes de la Galaxia, que deberán estar dispuestos a sacrificarlo todo por un bien mayor.
Con Alan Silvestri regresando al mundo de Marvel, la música con mayúsculas regresa también al género. Es una afirmación un tanto rotunda y seguramente injusta para con otras creaciones, pero lo cierto es que esta es una creación que está muy por encima de la media, supone un paso adelante considerable con respecto a lo que el compositor hiciera en el filme de 2012 (del que aprovecha y desarrolla temas) y sacrifica -sin renunciar a ello- lo espectacular en beneficio de lo dramático y narrativo. Es clásica, elaborada y en momentos casi operística, pero oscura, turbia, que expone las luces pero también muchas de las sombras de los personajes, y no solo del antagonista. Hasta el tema de los vengadores suena funerario, sin fuerza, crepuscular.
Frente a otros tratamientos musicales más elementales y básicos cuando no simples (en los filmes Marvel) este es mucho más elaborado y complejo, y con este el compositor logra redimensionar el conjunto del filme y dotarlo de mucha mayor profundidad y expresividad, que llega al espectador y que redunda en hacer de la historia relatada una más interesante y atractiva. Hace años esta hubiera sido una banda sonora más de tantas (y de hecho no se puede posicionar en lo mejor de su ilustre creador), pero vista la mecánica industrial en el cine blockbuster el que Hollywood haya recurrido al veterano compositor en lugar de a tantos que juegan en la liga del The Imitation Game puede explicarse porque estos ya no ofrecen más que estancamiento, rutina y aburrimiento. Nada que ver con Silvestri.