En el hogar de una mujer confluyen sus tres hijas y su suegra, nonagenaria con demencia senil. Las distintas personalidades de las hermanas serán el detonante de múltiples conflictos.
El compositor aplica una banda sonora que pretende generar un aura de sentimentalismo y afecto entre los personajes a lo largo del filme pero que acaba por ser una sucesión casi agotadora de músicas bonitas perfectamente intercambiables que no van allá de lo superficial y edulcorado. Hay total ausencia de un arco dramático: las cinco mujeres están unidas, pero no hay tema para esa unión a lo largo del metraje que permita seguir la evolución sino una sucesión de temas variados y parcheados; ellas avanzan, pero la música es prácticamente igual de principio a fin, ajena a los cambios. Tampoco hay profundidad en la música, que es dérmica y por superficial banal. No basta con saber hacer música bonita, ha de ser útil y aportar algo de interés, lo que no ha sido el caso.