La vida del bandido australiano Ned Kelly. Tras la muerte de su padre, tuvo que tratar de hacer lo posible para asegurarse de que su madre sobreviviera en la Australia de 1870, asolada por la pobreza y por el hambre.
El compositor aplica una música ambiental y dramática árida, desoladora, con inclusión de elementos del folk para pervertir su belleza y generar turbación. Todo ello con el propósito de amplificar un entorno hostil, árido y críptico, también en lo emocional y psicológico. La música, implacable, se posiciona tanto en el exterior como en el interior del personaje. Este es un neo-western áspero, con personajes desalmados, marginales y mugrientos, es violento y es oscuro, y a todo ello responde con mucha solvencia una música que busca y logra la incomodidad.