Diez años después de que un maremoto destruyera el colegio de primaria de un pueblo con todos los niños en su interior, un joven decide levantar una misteriosa estructura con los restos del colegio dando lugar al resurgimiento de recuerdos y viejas pasiones.
En una línea cercana a la que el compositor aplicó en To the Wonder (12) -este filme también guarda algunas similitudes estéticas y narrativas con el cine de Malick- esta es también una banda sonora de evocación y melancolía, que se desarrolla apacible y que a pesar de ser muy emotiva elude lo melodramático. Es una creación de claroscuros, a ratos dolorida y apesadumbrada, y en otros abierta y luminosa, en una vía dolorosa que busca y encuentra la redención.