En una ciudad, se cometen una serie de misteriosos asesinatos, siempre relacionados con mujeres que practican o han practicado actos sexuales. Un detective y un joven emprenden la investigación, con ayuda de una prostituta.
Bellísima partitura en la que el compositor refuerza lo intrigante y especialmente adereza la película con enorme sensualidad y candidez, gracias a melodías de carácter melancólico, muy elaboradas, que sustentan secuencias enteras (como la visita al museo, por ejemplo), o que multiplican lo erótico de otras (como la ducha de Angie Dickinson). Radiante tema principal.