En la costa de Italia, una superviviente del Holocausto que regenta un centro de día acoge a un chico senegalés musulmán que le robó y que vive en la calle.
El compositor aplica una sencilla creación que tiene su mayor fortaleza en el hermoso tema principal para la protagonista y el chico, una melodía sentimental que une a los dos personajes pero que apenas tiene presencia en el filme, sin desarrollo ni implicación, tan solo parcheo junto a temas ambientales. Le falta consistencia y relevancia, y ni siquiera encuentra espacio dramático. Hace que este filme parezca más un telefilme de sobremesa.