Recién terminado el franquismo, en una recóndita aldea gallega un joven idealista se encuentra con los miembros de una comuna y se deja seducir por su estilo de vida. Decide colaborar con ellos para crear un nuevo régimen basado en el trabajo de la tierra, el contacto con la naturaleza y la ausencia de propiedad privada.
La compositora aplica una elegante y refinada partitura que desarrolla sustancialmente en dos ámbitos: en primer lugar, una música que materializa el anhelo de libertad y liberación, en forma de un bello tema principal romántico de aires célticos que conoce algunas variaciones que no se repercuten y que finalizan en una exquisita versión cantada; en segundo lugar, temas dramáticos más elaborados, que se expanden en el filme para pincelarlo de un color de melancolía pero también de esperanza y ternura, exponiendo dignidad y transparencia. Se trata de una banda sonora sólida, bien estructurada temariamente, que fluye mansamente implicando emocionalmente al espectador y acercándolo a las motivaciones de los personajes.