Documental en torno a los desesperados intentos por salvar los últimos gorilas de montaña en la zona bélica del Congo.
El compositor aplica una banda sonora que, en el documental, ayuda a dramatizar y ficcionar, pero no de un modo intrusivo, falseando la contundencia de lo que relata, sino ayudando a involucrar al espectador, a hacerle entrar en el contexto de lo que se explica. Músicas ambientales crípticas y asfixiantes, que generan mucha toxicidad en un entorno aparentemente bucólico transformado en zona de peligro y catástrofe. Frente a ellas, una melodía lírica, dramática, luminosa, que es la luz de la esperanza en tanta oscuridad.