Una joven, tras la muerte de su madre, se muda a Manhattan, donde conoce a una pianista viuda con una desesperada necesidad de compañía...
El compositor firma una creación de género que mantiene los códigos usuales en el thriller y el terror y que se destaca por su intensidad creciente, progresivamente más poderosa y hostil. El personaje de la pianista viuda es explicado desde la pieza Liebestraum no. 3, de Liszt, que se traslada al campo extradiegético para reflejar su distorsión mental. Pero las otras músicas, originales, salen también de ella para atacar a la protagonista y al espectador. Son músicas tóxicas y obsesivas, que no explican nada en concreto y que por esa razón se hacen más inquietantes y peligrosas.