Boston sufre un brutal atentado terrorista. Un veterano policía empieza a investigar lo sucedido.
Partitura que el compositor desarrolla en dos frentes bien definidos: por una parte -y es la mejor- una vertiente lírica, de gran intensidad emocional, con coros y con un radiante tema principal, donde el compositor se explaya en una incontenida grandilocuencia, quizás exagerada, pero muy solvente; en segundo lugar, la música de la tensión y de la amenaza, más convencional pero igualmente efectiva. Se acompaña de Fandango (85).