Una mujer joven ve su vida trastornada cuando su hija adolescente mata a su padre y su madre, a la que creía muerta, reaparece para poner orden a asuntos del pasado.
Partitura que supone un paso atrás, una regresión del compositor y del director en su trato con lo musical. Para esta película, en exceso dependiente de explicaciones y menos consistente en emociones, la música fluye indefinida, sin rumbo firme y sin comprometerse más allá del parcheo secuencial. Hay homogeneidad y coherencia estilística, pero es demasiado simple y acomodaticia en lo obvio: la guitarra para evocar lo español y las referencias melódicas a los prototipos de género (música de suspense y similares). Y cuando parece que la música va a cambiar su monótono rumbo, se dispone a tomar un partido más activo en lo dramático... llega demasiado tarde: la película termina.