Un joven y ambicioso baterista de jazz quiere triunfar en un Conservatorio, pero debe enfrentarse a un profesor conocido tanto por su talento como por sus rigurosos métodos de enseñanza.
Reseña de Javier González:
La música de este filme funciona con precisión a diferentes niveles y capas. En un primer lugar están las músicas que interpretan los personajes: al contrario de lo que pudiera parecer, no hay apenas temas preexistentes, tan solo tres, y dos de ellos centran casi toda la atención (Whiplash y Caravan) al ser interpretados en las dos escenas más memorables del filme, pero sería un error pensar que son las músicas más relevantes de la película. El resto de los temas que tocan los músicos en diégesis son originales, con unos fantásticos temas de jazz compuestos por Tim Simonec (Too Hip to Retire, Upswingin y Rehearsal Medley).
En el segundo nivel es donde entra en acción Justin Hurwitz, con otras músicas diegéticas que son escuchadas por los personajes. Aquí destaca el precioso y tremendamente triste Casey’s Song, interpretada por un exalumno de trompeta que se suicidó. Maravillosa también When I Wake, tema original de Hurwitz que simula ser un standard de jazz de los años 30 (curiosamente vuelve a sonar en una escena de La La Land). Toda la música diegética es ambiental y algunos de los temas tienen también propósitos dramatúrgicos.
La tercera capa es la música incidental, donde Hurwitz compone una serie de temas para describir la obsesión y el sufrimiento de Andrew. Música sucia, triste o agobiante para acompañar el drama y la soledad del protagonista durante sus prácticas y ensayos, consiguiendo un contraste muy acertado con las músicas diegéticas, que son más limpias y positivas.
Por último, el tema principal, donde reside el auténtico corazón de la historia: no es un tema omnipresente, suena solo en cinco ocasiones, pero están elegidas estratégicamente. Aparentemente es un tema vinculado al protagonista, ya que suena por primera vez al comienzo de la película, cuando Andrew va andando por la calle tras haber conocido al profesor, Fletcher. Su segunda aparición es durante una conversación de Andrew con su padre tras haberse enfrentado a Fletcher. Más tarde vuelve a sonar en un arreglo oscuro y triste durante la secuencia en la que Andrew decide acusar al profesor y dejar la escuela. Entonces llegamos a la cuarta y reveladora aparición del tema, el gran hallazgo narrativo de la música: Andrew entra a un club de jazz donde Fletcher está actuando y, sorpresa, el profesor está tocando al piano el tema principal (esta vez en diégesis) ¿Acaso Fletcher ha robado a Andrew su música? ¡No! siempre había sido del profesor.
En las anteriores apariciones del tema, Fletcher no estaba presente en escena, pero sí estaba dominando el conflicto. Eran momentos en los que Andrew reaccionaba a su relación con el profesor. Impresionado por su figura de autoridad desde el principio, de alguna manera había sido poseído musicalmente por él. La quinta y última aparición acompaña a Andrew cuando decide volver al escenario para interpretar Caravan al final de la película. En ese momento Andrew hace suyo el tema y se arma de valor para el enfrentamiento final con
Fletcher. En cierto sentido acaba siendo un tema compartido, traspasado del mentor al alumno, debida cuenta que en el gran clímax (memorable final) se consigue una suerte de reconciliación entre los dos personajes, que en el fondo se han revelado como iguales, dos personas solitarias, orgullosas y obsesionadas con el éxito a cualquier precio.