Segunda temporada de la serie televisiva, que cambia de ubicación y huéspedes. Un hombre viaja para descubrir sus raíces sicilianas con su anciano padre y su hijo, recién graduado en la universidad.
Reseña de Javier González:
En la banda sonora de la segunda temporada de The White Lotus (21), los compositores amplían los temas de la primera entrega y cambian de estilo aprovechando la nueva ubicación del resort (esta vez en Sicilia), dejando atrás algunas sonoridades hawaianasy abrazando un sonido más mediterráneo. Es una música variada y estimulante, pero lamentablemente en su aplicación es algo caótica y deslavazada. La partitura de Cristóbal Tapia de Veer en la primera tanda funcionaba con mayor precisión, debido al número más reducido de temas y a que sus intenciones dramáticas y narrativas estaban más claras. Ahora, los temas nuevos deben compartir un espacio musical bastante saturado. Además de la reutilización de varios temas de la primera temporada en momentos aislados, hay una mayor presencia de canciones y músicas preexistentes italianas, que funcionan de maravilla a nivel ambiental, pero restan espacio para un mejor desarrollo y un mayor peso de la música original.
De los temas nuevos, destacan una serie de músicas etéreas, misteriosas y sensuales, que parecen surgir de Sicilia, de la fuerza del mar, incluso de su historia y su arte. Son músicas que consiguen imprimir un aura de ensoñación, de lugar mágico e imprevisible que invita a los personajes a dejarse llevar por sus pasiones e impulsos. Más tangible es un divertido y juguetón tema dedicado a Lucia y Mia, las prostitutas sicilianas que ponen patas arriba el hotel, que cumple con solvencia en sus propósitos cómicos y de aportar ritmo a determinadas secuencias. Hay una gran inteligencia y sensibilidad durante el momento cumbre de la historia (sin hacer spoilers), primero optando por el silencio musical (teniendo en cuenta que estamos en una serie repleta de música) ydespués con el uso de la ópera Madame Butterfly. Desgraciadamente no todo es positivo, ya que tenemos una extraña y fallida decisión, la de utilizar el famoso tema Heptapod B de Johann Johannson para Arrival (16) en la pelea en la playa entre Ethan y Cam durante el último capítulo, una muestra más del daño que hacen los temp tracks.
Por último, pero no menos importante, comentar la fantástica y original renovación del tema de créditos iniciales (Renaissance), una música electrónica renacentista (si eso puede existir) que marca de forma brillante el tono de la serie. Es el gran acierto de la banda sonora, un tema tremendamente pegadizo que consigue lo imposible en estos tiempos: que nadie se salte los títulos de crédito iniciales.