Videojuego de rol multijugador masivo online, secuela de World of Warcraft: Legion (16).
(Reseña de Ignacio Marqués Cuadra):
Siendo esta nada menos que la octava entrega de la saga no deja de sorprender que todavía siga ofreciendo una música tan espectacular y variada que logra dar continuidad a todo el extensísimo universo musical creado para los siete juegos anteriores y que además lo sigue expandiendo con nuevas músicas, magníficas, muy bellas y bien hechas. A pesar de que, en general, se sigue manteniendo la misma línea y calidad de las anteriores entregas, aquí se nota que ha habido algunos cambios en el estudio Blizzard (quizá para peor aunque realmente sin causar repercusiones remarcables dentro del videojuego), siendo el más importante y destacado la marcha de Russell Brower, compositor que había sido director musical de la saga (y de todo Blizzard) desde World of Warcraft: The Burning Crusade (07). Se nota muchísimo su ausencia especialmente en la extensa obertura de la banda sonora (que siempre se aplica en el menú de los juegos), tratándose de una pieza que por supuesto cumple en su papel de resumen y presentación de los temas recurrentes y los nuevos, pero que musicalmente queda lejos de la elaboración y solidez orquestal con las que solían contar las de anteriores entregas, un mal muy menor en cualquier caso. Por otra parte, Glenn Stafford cumple sobradamente como nuevo director musical de la saga y es seguramente el más indicado para liderar el equipo de compositores, habiendo sido uno de los grandes artífices de la música de la franquicia desde sus mismos inicios en Warcraft: Orcs & Humans (94).
Respecto a la banda sonora en sí, este nuevo capítulo se expande como una continuación musical a caballo entre Warlords of Draenor (14) y World of Warcraft: Legion (16), por un lado desarrollando del primero el choque bélico entre Horda y Alianza, contando con todo un bloque de músicas para las batallas y acciones desde el punto de vista de ambos bandos y citando algunos de los temas clásicos de la saga que logran elevar todas esas acciones a momentos sumamente climáticos y épicos, no ya solo de esta entrega sino de toda la saga en general, consiguiendo aportar también cierta narración musical y trascendencia argumental cuando estos se aplican. Por otro lado, de World of Warcraft: Legion se vuelve a utilizar las referencias de personajes además de seguir expandiendo aquel tono oscuro y tenebroso tan interesante que se aplica a todo lo relacionado con demonios y mayores fuerzas malignas. Por supuesto, destacan también todas las músicas originales de esta entrega que se aplican a los nuevos territorios, ya que cuentan con una gran variedad musical y logran con creces no solo describirlos y enriquecerlos ambientalmente sino ser parte indisociable y referencial de ellos funcionando como temas locativos (temas del lugar, pertenecientes a él), lo cual aporta un enorme beneficio a la exploración durante nuestras aventuras y a la experiencia de juego en general porque cada territorio está muy bien definido musicalmente, tal como ha sido costumbre a lo largo de toda la saga.