En un mundo futuro sin civilización un hombre pone a su familia en peligro cuando decide hospedar a extraños.
Insípida creación que pretede, sin conseguirlo, generar una atmósfera turbia y apocalíptica en la que insertar elementos dramáticos de desolación y desesperación. La parte meramente ambiental, con electrónica, es monótona pero eficiente: es un mundo sin vida, sin calor humano; pero las inserciones dramáticas son tan desangeladas, allá donde quieren aportar calidez humana, que al final todo acaba por ser lo mismo incluso en su último momento, cuando se pretende elevar la música y sigue a ras de tierra.