El comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, y su esposa Hedwig, se esfuerzan por construir una vida de ensueño para su familia en una casa y un jardín junto al campo.
(Spoiler)
La aportación de la compositora a esta película es mínima: ella abre el filme, sobre fondo oscuro, con aproximadamente un par de minutos de música y lo cierra también en oscuro, con unos segundos antes de dar paso a los créditos. Entre principio y fin, apenas unos esbozos puntuales para tránsitos. La idea conceptual de la música, al inicio, es introducir a la audiencia en un campo del horror, que no es Auschwitz sino un bello y plácido río lleno donde la familia del comandante del campo de exterminio Rudolf Höss disfruta del lugar junto a su familia. A partir de esta chocante presentación el filme evita mostrar la violencia y el sufrimiento, aunque están constantemente presentes en el otro lado del muro y también en la mansión por los sonidos. El escenario y los personajes son tan explícitamente abyectos y depravados que es inevitable preguntarse si era realmente necesaria esa presentación musical, por obvia y maniquea, pues además el pretendido aislamiento de los horrores es relativo: no son pocas las acciones y palabras de los personajes (la madre probándose un abrigo de visón robado a una mujer judía) que están claramente a la vista.
La música, puesto que el filme no cuenta con ella para la narración y lo dramático, es prescindible en su principio y también en su final, pues el mensaje que pretende transmitir es por obvio innecesario. No es tampoco música, sino aniquiliación de lo que se entiende de lo musical, y eso es un acierto en cuanto la única música (real) que aparece es sobre una partitura arrugada y la niña vecina del campo que la toca: música sin letra pero a la que se le dan subtítulos que hablan de la libertad. Esa niña, mostrada en formade revelado negativo mientras coloca clandestinamente manzanas por los lugares donde los esclavos pasarán y podrán recogerlas, es la única de la película que insufla algo de vida en un lugar que es de la muerte y también de la más absoluta banalidad y vacío. Son los grandes aciertos del uso de la música en la película.