Contra todo pronóstico el documental Music by John Williams (La música de John Williams, 2024. Disney Plus) ha resultado tan excelente que bien podría ser considerado el mejor nunca hecho sobre música de cine y es opción viable para los próximos Oscar, al menos como candidato. Sería el segundo en conseguirlo tras el también excelente documental francés Music for the Movies: Bernard Herrmann (92). Si he escrito contra todo pronóstico es por los lamentables precedentes de Score: A Film Music Documentary (16) y Ennio: The Maestro (21), tan cargados de estrellas y emociones hagiográficas como desaprovechados en contenido de interés. El de Morricone, nada menos que de Giuseppe Tornatore, aparentemente sucumbió a presiones externas para meter figuras irrelevantes en la carrera del compositor (Bruce Springsteen, James Hetfield, Pat Metheny...) y reducir a los mínimos a colaboradores esenciales (Edda Dell'Orso, entre otras). Aún así logró sobrevivir y aportar bastante luz sobre el maestro.
He hecho todo esto con papel y lápiz, sigo usándolos y no he cambiado. He estado tan ocupado los años que he trabajado aquí que no he tenido tiempo de reciclarme y aprender los sistemas electrónicos, que seguramente sean algo más rápidos.
No es cometido de este editorial hacer un resumen de esta película, afortunadamente amplia y prolija en aspectos biográficos, profesionales y creativos. Todo amante del cine (no solo de la música) debería verla pues aporta una perspectiva mucho más amplia y profunda del cine, que también debe conocerse y entenderse desde la música. Su principal problema es que necesitaría doblar su duración para poder desarrollar todos los estupendos y necesarios frentes que abre y añadir unos cuantos más. En sus 105 minutos toca muchas teclas y todas, al menos, suenan muy bien. Dirige el experimentado Laurent Bouzereau y, con el respaldo de Spielberg y George Lucas, lleva a los mínimos lo más innecesario: las declaraciones de exaltación hagiográfica (esas del tipo: iba a morirme pero tras conocer su música encontré sentido a mi vida) se ubican al comienzo y son de personas que luego participan aportando contenido de interés. Los invitados ajenos se reducen a Chris Martin (de Coldplay) y no hay aterrizaje masivo de compositores para celebrar al maestro y ocupar metraje: tan solo Alan Silvestri y Thomas y David Newman, con explicaciones que tienen sustancia.
Hay abundantes explicaciones sobre películas que van más allá de lo anecdótico y aportan informaciones relevantes a nivel musical y cinematográfico. En este sentido hay cierto desequilibrio: la mayor parte es ocupada por películas de las primeras etapas de su carrera, a quienes se dedica tanto tiempo (muy provechoso), que las películas de los últimos 20 años apenas son citadas y menos explicadas. Aún así el documental está lleno de contenido de muchísimo valor, no solo de películas específicas: también se abordan temas relevantes como los temp tracks, el rechazo de sectores de la música a la música de cine (se comentan sus problemas con algunos músicos de la Boston Pops, que le menospreciaban por ser compositor de cine), el trabajo en secuelas y la necesidad de mantener la integridad musical. También es llamativo que John Williams se declare poco o nada cinéfilo, ni antes ni en la actualidad. Es llamativo que apenas vea cine porque de cine sabe muchísimo, un oficio adquirido tras largos años de trabajo intenso.
Sorprende saber la cantidad ingente de bandas sonoras míticas de los sesenta en las que contribuyó como intérprete de piano, y también es llamativo que George Lucas no supiera quién era cuando Spielberg le propuso para Star Wars (77), tras haber ganado dos Oscar y firmado bandas sonoras como especialmente la de Jaws (75). Pero esto son anécdotas, afortunadamente este hermoso documental contiene material de gran calado y utilidad. Spielberg dice de él:
Siempre se mantiene en nuestra colaboración que él ve la película del mismo modo, pero de tal manera que, cuando le pone música, empiezo a ver mi película a su modo. Veo la película como la ve él.
No sé si puede haber mejor forma de reconocer y honrar la contribución de los compositores que son también cineastas. Spielberg lo hace con naturalidad y este documental con mucho talento. Si, por supuesto se podían explicar, mostrar y demostrar incontables cosas más, como por ejemplo la aportación de su música a la dramaturgia y narrativa en el cine (lo que en MundoBSO hacemos en nuestros vídeos), pero con lo que hay en las casi dos horas de película mucha gente va a poder ir mucho más allá de lo meramente emocional en lo que es la música de cine, y solo por eso merece el mayor de los aplausos. Ennio Morricone debía haber tenido un documental mucho mejor, pero de John Williams sí va a poder decirse que ha tenido el merecido. De visión obligada.
Ha muerto, a los 91 años, una de las leyendas de la música norteamericana del siglo XX: Quincy Jones, compositor, trompetista, director de orquesta, arreglista y productor musical de innumerables éxitos en la música comercial, con artistas como Michael Jackson, entre otros. Su actividad cinematográfica estuvo en sus comienzos vinculada al jazz y al blues, aunque luego ampliaría su repertorio melódico. Recibió siete nominaciones al Oscar y en 1994 un Oscar honorífico. Estas fueron sus candidaturas: