Continuamos repasando y comentando el curso Danny Elfman Teaches Music for Film, impartido desde la web MasterClass por el compositor norteamericano.
15.- The Devil's in the Detail (El intríngulis está en los detalles) Duración: 5:23
Me gusta el detalle. El detalle es lo que le da vida, lo que la hace interesante. Hay una cualidad en la complejidad de la estructura que se construye y los detalles de esa complejidad es lo que para mí hace que la música orquestal sea tan hermosa.
Lamentablemente, prosigue explicando Danny Elfman, esos detalles en la realidad suelen acabar arrollados en las mezclas y muchos de esos detalles no llegan a la audiencia por todo lo que está sucediendo en la escena y porque también está el sonido, cuyos creadores también quieren mostrar sus propios detalles, y se da un problema conceptual porque sigo creyendo en la pureza de la música y la imagen, y hay momentos donde la música puede hacer cosas que los efectos sonoros no podrían lograr nunca, y también hay momentos en los que los efectos sonoros pueden hacer cosas que la música no podría lograr, y ambos deben tener su espacio.
Explica que en el cine contemporáneo se les pide (a compositores y sonidistas) que hagan todo el rato lo mismo. Menciona como un modelo a seguir Lawrence of Arabia (62), la escena del ataque a Áqaba, en la que durante toda la primera parte solo se escuchan los efectos sonoros: es perfecto, no se emplea música porque se quiere que la audiencia se sienta en medio del caos del momento y los efectos sonoros funcionan de maravilla. ¡No se necesita nada más! Y entonces, cuando se ve la ciudad que va a ser tomada, aparece la música y es algo inmenso que el director, David Lean, deja que sea llevado por la música... y nadie se da cuenta que los efectos sonoros han desaparecido por completo para que la música perfecta ocupe su lugar y lleve el elemento emocional de lo que está ocurriendo. Dieron así a ambos sus momentos.
Desgraciadamente, prosigue el compositor, si Lawrence of Arabia fuera hecha hoy en lugar de, qué se yo, una partitura de 50 o 60 minutos sería probablemente de dos horas y media. Si la película durase dos horas y media tendría dos horas y veinte minutos, con solo diez sin música, y todo estaría en permanente conflicto. Así pues, sigue explicando, agradece cuando un director deja que ambas cosas (sonido y música) se respeten y que entonces el detalle en la música pueda ser sentido y escuchado.
16.- Real-Time Listening: The Unknown Known (Escucha en tiempo real: The Unknown Known) Duración: 5:13
Elfman dedica este capítulo a comentar dos temas de la banda sonora del documental The Unknown Known (13) en torno a la figura del polémico Donald Rumsfeld, Secretario de Estado de defensa durante la Administración de las Presidencias de Gerald Ford y de George W. Bush: no hay nada que me gustase de él. Dick Cheney y Donald Rumsfeld son mis dos personajes menos favoritos del mundo, pero esta es la historia de Rumsfeld y tenía que ponerle música.
Comenta sobre el tema principal que quiso encontrar un leitmotif sencillo, una melodía dulce con una guitarra y con una introducción previa y que tuviera un aura de misterio, un tono oscuro, que llevara por caminos no precisamente felices. Explica que pese a tratarse de Ramsfield no podía escribir para él un tema a lo Darth Vader sino algo más sutil, dado que además no era una película de ficción sino un documental.
También se detiene en el tema que en el disco llama Marimba Foghorn, indicando que contribuye a enturbiarlo todo más, con el mismo leitmotif y un segundo motivo con marimbas porque hice uso de todas mis marimbas en esta partitura, pues fue una manera de ahorrar dinero cuando tienes poco presupuesto.
------------------------------
Nuestro comentario:
Lo que comenta en el capítulo 15 es lo que expuse, mucho más desarrollada y detalladamente, en el artículo del Ágora La competición sonora, al que me remito. Ahí escribí:
Diálogos, sonidos naturales, sonidos artificiales y música comparten un mismo espacio en la película, el que se destina a lo auditivo. Si todos están presentes, sea armoniosamente e incluso deliberadamente sin amonía, deben cumplir y dejar cumplir sus respectivas funciones. La importancia de los diálogos es obvia, también lo es la de la música, pero es fundamental entender que el sonido -sea natural o artificial- puede ser un elemento dramático y narrativo de primera categoría.
Y por esa razón hay que sopesar qué es lo que mejor le conviene a cada una de las escenas. El ejemplo que pone de Lawrence of Arabia es maravilloso, tanto como lamentable es que este tipo de cosas ya no puedan hacerse. En todo caso, es muy acertado defender el detalle, que puede exponerse en la música que pueda ser asfixiada por el sonido o también en un sonido que pueda ser asfixiado por la música (¡los pasos del asesino, por ejemplo!)
Dice Elfman que sigo creyendo en la pureza de la música y la imagen, y yo insistiré las veces que sea necesario que él y cuantos vinculen la música a la imagen minusvaloran (sin quererlo) la música en el cine, pues esta se vincula mucho más a la dramaturgia y a la narración que al aspecto visual.
Finalmente, su perspectiva respecto al personaje de Donald Rumsfield en The Unknown Known es honesta: si un compositor asume la responsabilidad de poner música a un personaje real, puede juzgarlo desde fuera o puede explicarlo desde dentro, o hacer una mezcolanza de ambas cosas, pero ponerle Darth Vader, por muy pérfido que sea el biografiado, sería simplificarlo.