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DIÉGESIS

06/10/2016 | Por: Conrado Xalabarder
TEORÍA

Nos escribe un amigo de MundoBSO -nos pide que mantengamos el anonimato- para decirnos resumidamente esto:

Estoy trabajando en un proyecto que creo que es muy bueno, pero de antemano el director me ha comentado que quiere que el total de la banda sonora sea en diégesis, para darle a la pelicula un tono realista. Me parece bien, pero es que a la vez quiere que la música sirva para dramatizar: en una escena en concreto espera que lo que toca un personaje al piano explique lo que le pasa a otro que está presente. Puede que sea una idea atrevida y original, pero los personajes no tienen nada que ver entre sí y no creo que pueda funcionar.

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Y no funcionará, salvo que lo que el director quiera es que el espectador interprete que el pianista está deliberadamente explicando lo que le pasa a otro personaje, esto es, lo está observando y dando en cierta manera su opinión, juzgándolo, o lo que sea. Si fuera el caso funcionaría, y hasta sería algo muy poderoso: por ejemplo, un personaje no se atreve a insultarlo con palabras... ¡pero lo hace con música!.

Pero no parece que sea el caso y si el encuentro entre pianista y protagonista es accidental, y no hay nada que los vincule más allá de compartir el espacio, el espectador no lo va a entender. Para dramatizar -que es lo que pide el director- la música en diégesis tiene tantas limitaciones como posibilidades tiene la extradiegética o incidental.

Es aventurado por mi parte e igual me equivoco, pero creo que lo que le sucede al director es que quiere tener tal control sobre la música que piensa -les pasa a no pocos- que si no la mete en diégesis, se le va de las manos, o se siente más inseguro. Es un absurdo, generalmente relacionado con no conocer las enormes posibilidades que tiene la música incidental. Si lo que quiere es aclarar y no confundir al espectador acabará teniendo que ceder ante los códigos de este modo de aplicar la música en el cine. Resumo las grandes diferencias entre la diégesis y la extradiégesis (la música incidental):

  1. La música en diégesis (D, en lo sucesivo) la oyen o escuchan los personajes del filme y su sentido es realista. La incidental (I, en lo sucesivo), al no provenir de fuentes naturales sino abstractas, no tiene sentido realista y no es oída o escuchada por los personajes, tan solo por los espectadores.
  2. D: se ubica en un lugar concreto (un espacio físico). I: en lugares inconcretos como el ambiente, la psicología o las emociones de los personajes.
  3. D: su duración es finita, dura lo que dure la interpretación o el disco. I: es infinita. Se prolonga en función de las necesidades de cada escena, pudiendo interrumpirse y reanudarse mucho tiempo después.
  4. D: sólo puede llegar hasta allá donde suene: su espacio es limitado. I: su espacio es ilimitado, ya que rompe los límites.
  5. D: Abarca todo el escenario en el que suena, y no es posible ni concretarla ni expandirla. I: sí puede concretarse o expandirse más allá del campo escénico o visual.
  6. D: Se justifica a sí misma: basta que un personaje la ponga o la toque para que su presencia en la escena sea comprensible. I: para que su presencia sea comprensible debe responder a unas razones.

Además de estas diferencias básicas entre ambas, hay una especialmente importante, y que tiene mucho que ver con lo que has planteado: con la música en diégesis, los personajes tienen control sobre la música, en tanto la música incidental controla a los personajes. Y lo que vale para los personajes, también sirve para los espectadores: en la diégesis, los espectadores tienen controlada la música; con la música incidental, quedan controlados por ella.

Si la música incidental controla a los personajes, no es difícil imaginar lo que supone tener a un personaje que no sólo no es controlado por la música, sino que es él quien directamente la controla. Eso, en primer lugar, ayuda a clarificar aspectos del propio personaje (dime qué música escuchas y sabré cómo eres), pero también lo refuerza frente a los demás personajes que sí son controlados por la música. Un ejemplo extraordinario lo puedes encontrar en el Capítulo 13 de Lecciones de Música de Cine.

La música diegética no tiene el potencial dramático de la incidental: ¿alguien sentiría miedo si el Ave Satani de The Omen (76) surgiera de un tocadiscos? Cuando se ha querido emplear música diegética con efecto dramático, debe hacerse cierta preparación previa, que dé información al espectador sobre esa música que vaya a ser realmente importante. Si surge espontáneamente, de la nada, poco efecto dramático va a poder obtenerse de ella. Por otra parte, la música incidental es una música en movimiento, y por esa razón en las escenas estáticas suele recurrirse a fuentes diegéticas para hacer más ligera y agradable la secuencia. Los mismos diálogos trasladados a un paseo por un parque pueden ser acompañados por música incidental sin que resulte llamativo.

Pero la música en diégesis, con sus muchas limitaciones, no se reduce al mero acto de incorporar realistamente música a una escena: puede ser un punto de partida para una música que se presenta realistamente y luego transita hacia lo incidental, abstractamente, logrando que un mismo tema saque el mejor provecho de ambos tipos de aplicaciones. El As Time Goes By de Casablanca (43), por ejemplo. Al dejar de ser diegético, un tema musical ya no tiene el carácter realista, puede moverse por otros escenarios, concretarse en algo y, sobre todo, tener una duración ilimitada. Pero es obvio que, si transita de la diégesis a lo incidental, deja de ser diegética, en tanto los personajes dejan de percibirla y sólo la oyen o escuchan los espectadores.

Hay mucho más que hablar sobre el uso de música en diégesis, y ya habrá otras ocasiones para hacerlo. Volvamos al principio: ¿cómo es posible que el espectador vaya a entender que un pianista accidental, que nada tiene que ver con el protagonista, vaya a poder tocar una música que el espectador entienda que son las emociones del protagonista? Hay cosas que, sencillamente, no pueden hacerse sin provocar confusión. Porque la música de cine es, ante todo, poner orden.

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