Más de ochenta años después de su estreno en Estados Unidos, Gone with the Wind (39) sigue siendo considerada una de las películas más míticas de la Historia del Cine, un hito en la carrera del productor David O. Selznick y una de las bandas sonoras más esenciales y conocidas de todos los tiempos, creada por Max Steiner.
Selznick y Steiner habían coincidido en King Kong (33), película de la que el primero fue productor ejecutivo y Steiner compositor. En la fase de preparación de Gone with the Wind Steiner se encontraba bajo contrato en Warner Bros., donde no le faltaba trabajo, y Selznick intentó convencerle que se sumara al mastodóntico proyecto, pero el compositor rechazó la propuesta, pero el productor insistió tanto que Steiner acabó accediendo y logró además que la Warner le permitiera trabajar en la película.
Selznick quiso que Steiner comenzara a trabajar en la música antes incluso que el filme estuviera acabado, pues no era partidario de demorarlo innecesariamente y después de todo siempre habría tiempo para ajustes y retoques, una vez la película estuviera completada. Pero la fecha que Selznick puso para el estreno mundial, en Atlanta (Georgia) fue una primera señal de alarma para el compositor: era el 15 de diciembre de 1939, para un mastodóntico filme que necesitaría tres horas de música... y sumando a ello que Steiner tenía películas por hacer en Warner. Fue el comienzo de una intensa pesadilla.
Steiner se quejó por la falta de tiempo, pero Selznick maniobró en una suerte de presión psicológica: hizo saber que si no podía, contrataría a Herbert Stothart, que era el jefe del departamento musical de MGM. Al saberlo, el compositor se empeñó a fondo:
Escribí tres horas y cuarenta y cinco minutos de música original, así como la partitura de otra película, y supervisé la grabación de ambas; y todo en el espacio de cuatro semanas. Lo conseguí durmiendo tan sólo quince horas en ese período y trabajando sin descanso el resto del tiempo. No puedes ser Beethoven en esas condiciones (Fred Karlin, Listening to Movies: The Film Lover’s Guide to Film Music, Schirmer Books, 1994, pág. 95)
En el proceso, Steiner era inyectado con Benzedrina para poder mantener una rutina diaria de veinte horas de trabajo. De todos modos, no estuvo solo: llegó a contar con cinco orquestadores, entre ellos Hugo Friedhofer y Adolph Deutsch, quienes compusieron la música de algunas escenas, pero sin ser acreditados por ello. Aún así, el proceso fue pesadillesco para todos, con interminables sesiones que se prolongaban hasta las dos o tres de la madrugada y que arrancaban apenas dos o tres horas después.
Todos sobrevivieron a la exhaustiva maratón creativa y el resultado fueron casi cuatro horas de música, un centenar de piezas, con once temas centrales para los personajes, un tema principal para Tara y diversas piezas folclóricas (Dixie, The Bonnie Blue Flag, Marching Through Georgia, etc). Finalmente en la película entró algo más de dos horas y media de la música compuesta.
Gone with The Wind se convirtió en un monumental éxito comercial, y fue la primera película en color en ganar el Oscar al mejor filme, premio que también obtuvo en las categorías de mejor director (Victor Fleming) actriz (Vivien Leigh) actriz secundaria (Hattie McDaniel, la primera persona afroamericana en ganar el Oscar), guion adaptado, fotografía, montaje y decoración. Pero no ganó por la música: el Oscar se lo llevó precisamente Herbert Stothart por su por otra parte maravillosa The Wizard of Oz (39)