Crónica de Sara Villegas.
Bajo el título La verdad está ahí fuera tuvo lugar en la tarde del sábado el concierto de clausura de Fimucité, al menos en lo que se refiere a la ubicación en el Auditorio de Tenerife, porque el domingo tuvo lugar el último concierto Colosos de la gran Pantalla, en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife, repetición de uno ya programado antes.
Con relativa puntualidad, el evento comenzó con Diego Navarro dirigiendo una suite con fragmentos de las tres obras nominadas para el nuevo Premio de la música para el audiovisual español: Red de Libertad (Oscar Martín) Otros Mundos (Carlos Martin) y Tadeo Jones 2. El secreto del Rey Midas (Zacarías M. de la Riva) ¡dando la sensación que si no tenías martín como parte de tu apellido no pasabas el corte! Bromas aparte, y tras al parecer un ajustado veredicto, el premio cayó del lado del joven compositor Carlos Martín Jara, quien tras saludar a Oscar Martín, asistente al acto, recogió el premio con las notas de su obra interpretadas en directo por la orquesta, al mas puro estilo Premios Oscar, mientras subía al escenario. Desenvuelto y agradecido recibió una caluroso aplauso. Posteriormente entró en escena Ben Foster, compositor y orquestador británico, nominado al BAFTA en la categoría de composición para TV en cuatro ocasiones, ya para iniciar el programa del concierto con el tema Life de la película Prometheus (12) y a continuación el tema principal de District 9 (09), donde un joven cantante caboverdiano, Adé Da Costa, ponía voz al supuestamente estilo sudafricano, con resultado incierto, pues él mismo ha reconocido que no es lo que él está acostumbrado a cantar.
Tras las actuación del artista africano, el público agradeció, como suele ser común en este tipo de conciertos, el encuentro con una banda sonora más conocida, Contact (97), donde se percibió algo más de empatía por la duración de los aplausos. Tras la obra de Silvestri, dos bandas sonoras mas eclécticas: The Thing (82), de Morricone y Arrival (16), en homenaje al malogrado Johann Johánnsson, obras que requirieron de un mayor compromiso por parte de la sinfónica de Tenerife y los Coros y que quedaron resueltas satisfactoriamente, aunque a mi juicio sin mucha definición de los planos sonoros de la sección de cuerda.
A estas alturas, la dirección de Ben Foster, aunque de aspecto frágil, resultaba elegante y enérgica, a ratos apasionada, imprimiendo fuerza a la orquesta en determinados pasajes que desde luego, el público agradecía cuando la sonoridad inundaba todo el auditorio en los finales épicos. Eso se notó con las dos obras interpretadas antes del descanso, su propia composición para Thunderbirds are Go! (15), estrenada mundialmente en forma de suite, y donde al finalizar subió su hermano Nick para fundirse en un abrazo, y Species (95) de Christopher Young, ampliamente aplaudido al encontrarse en la sala, lo que él agradeció con su peculiar entusiasmo y simpatía. ¡Hay que reconocer que se deja querer! Terminó esta primera parte con la ejecución de los créditos finales de Starman (84), una composición que nunca me ha gustado especialmente pero que el coro solventó con suficiencia.
Tras el descanso, el director de orquesta no daba opción a que se alargara mucho mas el concierto y, de manera simpática llegaba a sugerir que aplaudiéramos menos. A pesar del supuesto cansancio de los músicos, creo que esta segunda parte funcionó mejor la sección de cuerdas y en general la Sinfónica de Tenerife brilló con mas intensidad. Comenzó con una suite orquestal de la película Taken (02) de Laura Karman, a la que se le entregó el Premio Anton García Abril, aunque yo no sé bien cuál fue la razón, pues no se comentó.
A continuación se interpretaron dos obras que el público agradeció con entusiamo, The Day the Earth Stood Still (51) de Herrmann y Mars Attacks! (98) de Elfman y es que la aparición del theremin en escena y la ejecución magistral de Lidya Kavina fue un lujo para los sentidos. Seguidamente le tocó el turno a The X Files (93), banda sonora que ya fue interpretada en tiempos pretéritos en el Festival y que ha repetido en conmemoración de su 25 aniversario. La obra de Goldenthal para Final Fantasy: the Spirits Within (01) se ejecutó a modo de suite con resultado desigual, anodina en su parte inicial pero espectacular en su desarrollo y final, levantando numerosos aplausos por la fuerza que el director imprimió a músicos y coros. Casi ya en el final, le toco el turno al Abyss (89) de Silvestri y por supuesto los suspiros agradecidos del público ochentero se escucharon por todo el Auditorio, dando paso, tras un sketch de Ana Molowny imitando a la Diana de la serie de televisión V (83), a una suite orquestal en homenaje al también fallecido recientemente Joe Harnell.
Tras los oportunos y merecidos reconocimientos se interpretó a modo de bis un tema de Predator 2 (90) y como siempre acaban estos eventos, se congregaron en el escenario todos los artistas, reverenciando a un público entregado. En definitiva, un programa con menos títulos conocidos por el público en general, pero a mi juicio más interesante, con una segunda parte mejor ejecutada que la primera pero siempre con una orquesta experimentada que de manera solvente cumple siempre con los retos que acomete.
Un cierre a un FIMUCITÉ 12 estupendo. Deseando que llegue el número 13.