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LAS MEJORES BSO DE LA HISTORIA (7)

06/02/2023 | Por: Conrado Xalabarder | 1 comentario
LAS MEJORES BSO

Séptima entrega de esta serie personal en la que explicamos sin orden de preferencia cuáles son, a juicio de Conrado Xalabarder, las mejores bandas sonoras de la Historia.

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7.- SPELLBOUND (Alfred Hitchcock, 1945). Música: Miklós Rózsa

En el libro El cine según Hitchcock, publicado en 1966 y que recoge varias entrevistas del director francés François Truffaut con el director británico Alfred Hitchcock, ambos hablan acerca de Spellbound y se dice esto:

Truffaut: Contiene, sin embargo, cosas muy hermosas; por ejemplo, el beso seguido de las siete puertas que se abren y el primer encuentro entre Gregory Peck e Ingrid Bergman; se trata evidentemente de un flechazo, ella se enamora de él desde la primera mirada...
Hitchcock: ... desgraciadamente, en ese preciso momento, los violines empiezan a sonar, ¡y es espantoso!

Así despacha Hitchcock uno de los momentos cumbre de la Historia del Cine en general y de la música de cine en particular, con un ¡es espantoso!. Teniendo en cuenta que merecidamente este libro se ha convertido en una de las Biblias del cine, leído, referenciado, bibliografiado y reverenciado por generaciones enteras de estudiantes y cinéfilos no es difícil deducir el mucho daño que ha hecho ese ¡es espantoso! a una de las bandas sonoras más atrevidas y comprometidas de su tiempo y de la filmografía de Miklós Rózsa. Todo ello, sospecho, por una desmemoria de Alfred Hitchcock y una clamorosa falta de reacción de un François Truffaut que debió, cuando menos, mostrarse perplejo y sorprendido por lo que acababa de escuchar. ¿Espantoso?

Durante largo tiempo era imposible poder explicitar algo tan natural como el deseo sexual. Hithcock lo metaforizó o transformó en simbologías varias en su cine: la entrada del tren en el túnel en la escena final de North By Northwest (59), justo después de ver a Cary Grant y Eve Marie Saint tumbarse en la litera, es de las más evidentes. Hay otras, más sutiles, incluso algunas muy retorcidas, como la violación con puñaladas a Marion Crane en la ducha. Pero, claramente, la escena de las puertas y la entrega mutua de Gregory Peck e Ingrid Bergman no era una escena de amor, sino de pura pasión sexual. En la consecución de ese propósito la música de Rózsa era imprescindible y, de hecho, era la pista de despegue que llevaba a ese clímax orgásmico/simbólico. ¿Y cómo se expresa el deseo sexual de una mujer que desea ser poseída, y que se siente turbada por ello pero pese a ello no puede resistirse?: miren el vídeo que adjunto. Yo no he inventado nada, todo está explicado desde la música. Luego, ciertamente, ese tema de deseo se transformará en amor, y así durante el resto de la película, pero en la escena en cuestión hay sobre todo y ante todo pasión sexual.

Truffaut no lo vio, porque si lo hubiera visto no hubiera continuado la charla sin aclarar ese punto. Pero como Truffaut ¡son tantos los directores que no son capaces de ver lo mucho que aporta la música a las películas! En el mismo libro el propio Truffaut hace gala de su escaso conocimiento sobre música de cine cuando Hitchcock le pregunta a él si conoce a Franz Waxman: Componía hace años la música de las películas de Humphrey Bogart, responde Truffaut. Waxman solo hizo tres películas con Bogart (To Have and Have Not, Dark Passage y The Two Mrs. Carroll), habiendo sido Max Steiner (y otros) quienes trabajaron mucho más habitualmente con el actor. A la pregunta de si conoce a Waxman cualquiera con conocimiento mínimo saltaría citando The Bride of Frankenstein o Sunset Boulevard. No es un tema menor, porque generalmente la indiferencia hacia los compositores cineastas va pareja con la indiferencia por la música en el cine. También ahora.

Y también ahora sucede. Y la lectura del libro de Truffaut y de esa injusta expresión de Hithcock sigue condenando a reducir a una de las más grandes expresiones musicales de la Historia del Cine a una mera música de amor e intrusiva. Acabo reiterando lo que digo en el vídeo:

A veces creo, y es una reflexión que hago en voz alta, que para algunos directores la música representa un fracaso artístico, por tener que recurrir a ella lo que no han logrado ni con el guion literario, ni con los actores, ni con la cámara ni con el montaje, pero es que la música es también la mirada y la voz del director, y si aquí no se podía explicar el deseo sexual ¿había mejor recurso cinematográfico que la música para que los censores no vieran lo que es más que evidente?

Películas anteriores:

  1. The Mission
  2. Vertigo
  3. The Omen
  4. The Godfather
  5. Close Encounters of the Third Kind
  6. Two for the Road
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comentarios de los USUARIOS Deja un comentario
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Usuario: JAVIER LOPEZ SALAZAR
Fecha de publicación: 06.02.2023
La música es extraordinaria, y el pasaje aludido cuando las puertas se abren, así como todo el momento previo en que ella esta despierta, no sabe que hace hacer, camina de un lado a otro, y luego cuando ve la habitación de el con la luz prendida, quiere entrar, desea entrar, se reprime, pero luego se atreve, todo acompañado de esa música que sube y baja según el ritmo de lo que siente ella. Un detalle en el articulo, no es cary grant, fue gregory peck
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