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WILLIAMS EN LA SCALA

14/12/2022 | Por: Conrado Xalabarder | 1 comentario
CRONICAS

El compositor italiano Kristian Sensini ha asistido al concierto de John Williams en Milán, del lunes 12 de diciembre, y comparte con MundoBSO sus impresiones. El texto original en italiano, aquí.

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Por Kristian Sensini

No sabría por dónde empezar si no es con la frase más banal que algún día utilizaré para contar esta experiencia a mis nietos: Yo estuve allí, yo estuve allí... Tengo que hacer algunas premisas: crecí en los años 80 en la época dorada del cine infantil. ET., Indiana Jones, Star Wars (y prácticamente todo lo que veía en lo que interviniera Spielberg de alguna manera) estaban en mi imaginario. Películas vistas en salas abarrotadas o en estadios al aire libre, películas revisadas docenas y docenas de veces en VHS desgastados por el uso. Para entendernos, hasta aproximadamente los 20 años mi trayectoria escolar se proyectó hacia el objetivo de convertirme en... Indiana Jones. Esta fantasía se vio alimentada por la música escrita por Sir John Towner Williams.

El propio Williams fue entonces la razón por la que me interesé por primera vez en las bandas sonoras y luego empecé a escribirlas, y recuerdo concretamente que la chispa saltó al leer un artículo sobre el leitmotiv de la Fuerza en el contexto de la primera (y única en aquel momento) trilogía de Star Wars. Todo lo que he hecho en mi profesión de compositor ha girado en torno al modus operandi de Williams y Morricone. Hace años fui a Viena a estudiar con Conrad Pope, el orquestador rey de John Williams, para acercarme un poco más a los secretos del Maestro.

Siempre he leído y coleccionado todas las entrevistas concedidas por el Maestro, mi manera de escuchar al gran compositor y estar un poco más cerca de él. En 2018 había comprado una entrada para el concierto de Londres en el Royal Albert Hall, concierto que se canceló por enfermedad de Williams, lo que nos causó bastante inquietud... Luego no conseguí entradas para las actuaciones de Berlín y Viena, que solo pude vivir en la distancia gracias a los preciosos Blurays. En cuanto se anunció el concierto en La Scala de Milán (previsto inicialmente para junio de 2022), pedí a gritos un milagro. Con sólo 90 años, el Maestro planea su primer concierto en suelo italiano, en uno de los teatros más importantes del mundo: Tengo que estar allí. Cuando se pospuso debido a conflictos de calendario, aunque por unos meses, me temí lo peor. Incluso con toda la energía de un acero de 90, cualquier retraso (debido también a una pandemia y a una situación geopolítica internacional cuando menos incierta) pone inevitablemente todo en entredicho. El 10 de octubre a las 14.00 horas, a la hora de la venta de entradas, estaba delante de dos ordenadores, luché como todo el mundo con el sistema, que se bloqueó varias veces, pero conseguí dos entradas en el patio de butacas. Fui uno de los privilegiados, las entradas se agotaron en cuestión de minutos. A partir de ahí, semanas de ansiedad tratando de esquivar cualquier inconveniente que me impidiera asistir a uno de los acontecimientos históricos musicales más importantes de los últimos años.

Sorprendentemente, el concierto estuvo precedido de un ensayo abierto a los menores de 30 años, nunca en mi vida he deseado tener quince años menos, espero que los jóvenes participantes se dieran cuenta del absoluto privilegio que se les reservaba. Los vídeos compartidos por la Filarmonica della scala fueron la espoleta que activó literalmente la impaciencia y el deseo de estar allí en Milán en todo momento, sólo para vivir unos días en la misma ciudad que el Maestro.

12 de diciembre de 2022

Estamos en Milán, mi primera experiencia en La Scala. En el vestíbulo del teatro que durante más de 200 años ha acogido a los más grandes compositores de la Historia (Gounod, Berlioz, Bizet, Massenet, Saint-Saëns, Mascagni, Leoncavallo), tuve la suerte de conocer a algunas personalidades importantes en la historia de Williams: Emilio Audissino, autor del precioso libro The Film Music of John Williams, o Anne-Sophie Mutter, la célebre violinista que ha grabado más de un disco con John Williams, además de haber participado como solista en el concierto de Viena.

A las 20.00 horas, los asientos se llenan, la electricidad en la sala es palpable. La orquesta ocupa su lugar, ellos también perciben la importancia del acontecimiento, Williams ha elegido La Scala y la Filarmonica para celebrar su presencia en Italia. Una vez que los músicos están en su sitio, hay aplausos y un estruendo en la sala, Williams con pasos decididos entra en la sala, saluda y se coloca en el podio. El concierto incluye el programa que puedes leer a continuación, algunas piezas son inevitables en su repertorio, otras son agradables sorpresas (estoy pensando en el tema de amor de Superman, en el bis del tema de Yoda y en la Marcha Imperial):

  • Flight to Neverland
  • Suite from Far and Away
  • Hedwig’s Theme
  • Fawkes the Phoenix
  • Harry’s Wondrous World
    Theme from Schindler’s List
  • Adventures on Earth
  • Superman March
  • Love Theme from Superman
  • Scherzo for Motorcycle and Orchestra
  • Helena’s Theme
  • The Raiders March
  • Princess Leia’s Theme
  • Throne Room and Finale

Encore:

  • Yoda’s theme
  • Imperial March

Todos conocemos la importancia de Williams como compositor, más de cincuenta nominaciones al Oscar, cinco victorias. Mi mirada estuvo fija durante las dos horas que duró el concierto en el director Williams, seguro de sí mismo, enérgico, esencial pero imperioso, decidido pero delicado. Un gigante con un poderoso carisma que es capaz de dirigir hasta con el más mínimo movimiento de su dedo meñique, caminando según sea necesario a zancadas o de puntillas para guiar a la orquesta y llevarla hasta donde su música necesita, sin conceder nada al azar. Williams tiene 90 años, vi una energía física y mental increíble, independientemente de la edad.

Me habría gustado tener una grabación de vídeo de una cámara apuntándole sólo a él, en retrospectiva habría comprado con gusto entradas en los palcos que estaban cerca del escenario, perdiendo el equilibrio del sonido de la orquesta pero ganando una vista que me habría permitido apreciar cada pequeño gesto del director. Percibí mucha más energía en él en comparación con las grabaciones vistas en otros conciertos. Como en sus composiciones, nunca deja que una sección o un músico se aburran, hay música para todos, sin parar. Y también lo es su dirección, atenta a cada músico individualmente en la búsqueda de un sonido unificado (es uno de los pocos hoy en día que no graba la orquesta en secciones separadas frente a frente, para que todos respiren y hagan música juntos), al tiempo que realza las peculiaridades sonoras de cada instrumento. Ver cómo su gesto se convierte en sonido fue una gran lección, observar con cuánta fuerza y amor, yo diría que paternal, consigue llevar a los músicos hasta el centro es una imagen que difícilmente olvidaré.

Entre pieza y pieza, sin tiempo siquiera para tomar aliento o beber una gota de agua, insinuando unas palabras en italiano (buonasera, grazie mille) procedió a relatar las piezas con anécdotas sobre sus composiciones y las películas a las que esas músicas están indisolublemente unidas. Subrayó el privilegio de poder dar vida a esas músicas fuera del contexto limitado de la película. E incluso sin imágenes que le hicieran cosquillas, vimos bicicletas volando por el círculo lunar, exploradores en busca de tesoros preciosos, jóvenes magos jugando al Quidditch volando en escobas, periodistas con gafas convertidos en superhéroes. No me detendré en la actuación de la orquesta porque mi atención se centra aquí en la figura de Williams que, desde la altura de sus noventa años, demostró lo que significa tener la talla de un gran director. Sin entrar en detalles, creo no equivocarme al decir que fue una versión italiana de la música de Williams, más apasionada en algunos pasajes, definitivamente muy a gusto en los momentos más melódicos del programa. Solo quiero destacar el sonido de las cuerdas (que, bajo su dirección, se convierten en cuerdas a lo Williams, ese sonido aterciopelado que todos conocemos) y la hermosa sonoridad de la primera flauta, que hizo protagonista al instrumento en varios pasajes con, aparentemente, sencillez y singularidad de sonido: probablemente la mejor interpretación para flauta de cuantas he escuchado dedicadas a la música de Williams.

Ni siquiera puedo elegir un momento favorito, pero al tener que seleccionar un recuerdo que conservar debo elegir forzosamente el Flying Theme de E.T. The Extra-Terrestrial. Me lo dedico a mí del niño que, desde detrás de mis gafas, empezaba a enamorarme de la magia del cine, y a mi amigo Claudio, un spielbergiano de la primera hora, con el que había planeado asistir juntos al concierto de Williams en junio. Claudio desgraciadamente falleció el pasado mes de septiembre, E.T. era su película favorita, así que le dedico esta experiencia que íbamos a compartir.

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Usuario: Mel Smith-Window
Fecha de publicación: 15.12.2022
El concierto fue memorable , pero más que nada por el ambiente loco que había en la sala. La orquesta de La Scala me supuso una decepción ya que los metales , indispensables en cualquier composición de Williams, simplemente fallaron, desafinaron en algunos momentos y no tenían ninguna potencia ni identificación con lo que estaban tocando.. A la orquesta le falló la temeridad que merecía Williams. Es cierto que sonó con un aire 'italiano' maravilloso debido a que Williams sonó como Morriconne, pero...empezó a calentar motores justo cuando se acababa el programa!!
Por cierto, el 'educado' y 'distinguido' público de La Scala estuvo vergonzoso grabando el concierto con el móvil. Mucho Armani pero más educación por favor!!!!
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