Un hombre sueña con ser un escritor famoso, pero el libro que ha escrito es constantemente rechazado por los editores. Cuando un asesino psicópata es liberado de prisión, cree que escribir la historia de sus crímenes podría ser un avance...
Esta es una joya desconocida de Leonard Rosenman para un filme irrelevante en el que, sin embargo, aplicó una música altamente relevante de un tipo y estilo muy propio del autor y también de una generación de creadores como Alex North, Goldsmith o incluso el Mancini dramático. Se trata de una partitura muy elaborada, a ratos impresionista, que lejos de servir para las convenciones en el cine de acción o de suspense, se insertó en los aspectos más psicológicos y turbulentos del protagonista, que queda contaminado por el asesino co-protagonista, que es quien aporta la música. Se trata de una banda sonora sofisticada y exquisita, también siniestra y a ratos tóxica, que progresa adecuadamente generando una mayor turbación, pesimista y sombría, pero sobre todo, por su alta calidad musical, otorga gran importancia y categoría a los personajes.