En el siglo XVII un sacerdote jesuita viajan a través de las tierras del Quebec en compañía de los indios Algonquin para llegar a una misión.
Banda sonora de delicadas y hermosas melodías, que sutilmente entremezclan la música proveniente del mundo occidental con la propia del pueblo indoamericano, pero no desde una perspectiva tópica y folklórica, sino muy respetuosa. Contribuye a recrear el entorno ambiental de ensueño, en el que se desarrolla la película, y fomenta el carácter solitario del protagonista. Se cierra con un acongojante «Libera me», a voz femenina y coros.