Un senador del Partido Demócrata, desilusionado con la mentira, corrupción y conspiración de la vida política, decide contratar para sí una póliza de vida, con la seguridad de que va a ser asesinado. Antes de que eso ocurra, comienza una árdua campaña en la que su objetivo es arruinar su reputación para alertar a la gente de las miserias de la clase dirigente. Para ello, comienza a lanzar consignas racistas y violentas, hasta que se enamora de una mujer negra.
La participación del compositor en esta película parece justificarse por su amistad con el actor y director, ya que apenas hay música original en el metraje. En la banda sonora editada, el compositor se explaya presentando en forma de dos largas suites que resumen cuáles son sus constantes habituales: por un lado lo melódico, con música pletórica que rebosa lirismo y que se apoya, con sensibilidad, en los instrumentos de cuerda y en el poder de las voces de su inseparable Edda Dell’Orso y también de Amii Stewart, quien aporta cierto tono gospel; en el segundo corte se exhibe su inconfundible estilo para subrayar la acción, con el viento y la percusión marcando, constante y obsesivamente, el ritmo.