Cinco supervivientes del holocausto nuclear viajan en busca de algún resto de civilización.
Incluso en filmes menores (en este caso, muy menor) el genial compositor fue capaz de elevarlos de categoría con su inconfundible forma de crear atmósferas. Esta es una sólida, imponente creación que, aunque derivada de otras obras similares o parecidas, tiene una entidad propia y específica. La música destinada a recrear el entorno deshumanizado y apocalíptico es magnífica, poderosa, a veces siniestramente calmada, en otras brutalmente salvaje. La parte dramática, la que aplica para los humanos y sus esperanzas, es exquisita y bella. No es esta una obra maestra, pero sí una pequeña joya.