Usuario: Mikel C.G Siw
Fecha de publicación: 01.10.2018
A la vista de las actuales circunstancias, bien podría decirse que corren malos tiempos para el espíritu. La gente pierde su fe, los criminales se burlan del sistema y los gobernantes son unos abortos... Y aún con todo, el mundo está mejor que nunca. Ahora hay más tolerancia que antes, en líneas generales. Quizás se ha perdido el respeto por algunas cosas, pero en cualquier caso creo que esta es una sociedad (hablo de la buena gente) cordial y admirablemente diversa. En mi opinión personal, todo esto es prueba irrefutable de que hay un ser superior que gobierna el universo. Pues aún con todas las fechorías imaginables que podamos hacernos unos a otros, el bien termina venciendo siempre, iluminado por el sol nuevo de cada día, dejando atrás las tormentas y las pesadillas. Y así, sorteando la sombras del sendero, avanzamos como especie pasito a pasito, sorprendidos continuamente ante la magnificencia de lo infinito, ante la grandeza de esta gran obra de la que todos formamos parte. María, claro está, tiene mucho que ver en esto. Porque la Virgen sostiene los corazones e inspira con su gracia. Ella es alguien esencial. Sin ella, todo está perdido. En el cine, esta es la única versión que conozco sobre los hechos milagrosos que tuvieron lugar en Lourdes, y siempre me ha parecido una muy buena película, honesta y sincera, bien narrada y bien interpretada. ¿Y qué decir de la banda sonora? Una pieza mística y conmovedora con la que la música adquiere un poder casi sobrenatural. Alfred Newman es, quizás junto con Alex North, mi compositor clásico favorito, y lo es en parte por joyas sagradas como esta "The Song Of Bernadette". Poseo desde hace años la sublime edición editada por Varese compuesta por dos discos, y escuchar algo así supone para mí una experiencia cargada de exaltación y sensaciones muy profundas. Una masterpiece en toda regla. Una banda sonora que en sí misma es prácticamente un milagro. En fin, velaré para que la Virgen nos contemple con sus ojos de diamante. Y que su amor nos proteja.