El ascenso al poder de un magnate de la prensa relatado en sucesivos flashbacks a través de entrevistas a quienes le conocieron. Inspirado muy sutilmente en William Randolph Hearst, está generalmente considerado como uno de los mejores filmes jamás hechos.
Banda sonora con la que el compositor debutó en el cine. El compositor tuvo doce semanas para escribir la música, y la orquestó y condujo mientras se rodaba ("Tuve la sensación de que el filme se edificaba y de que mi música formaba parte de esa edificación", dijo) y, por si fuera poco, se montaron secuencias enteras en función de su creación, logrando que la comunión entre imagen y melodía fuera perfecta.
Esta partitura se caracteriza por su atipicidad, por la riqueza en su construcción melódica, su carácter enigmático, lo sutil de sus planteamientos y, especialmente, su contundencia instrumental. También destaca la decadente aria 'Salamboo', creada expresamente para la película.
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