Un policía regresa a Nueva York tras 10 años de ausencia para involucrarse en un grupo mafioso irlandés. Su objetivo es atrapar al jefe de una banda para la que trabajan algunos de sus amigos de la infancia.
En una línea muy similar, estética y narrativa, a la que aplicaría muy poco después en Bugsy (91) y que ya había empleado con anterioridad en filmes de temática similar, el compositor aplicó un temario de tono oscuro, moderadamente siniestro, para el entorno ambiental, y música dramática de cuidada delicadeza aplicada a los protagonistas, con un tono moderadamente pesimista, pero muy hermoso.