Rendido homenaje del director al mundo del circo visto desde dentro, con la actuación de payasos, trapecistas, domadores, etc.
El compositor se mostró exultante con un acompañamiento musical prácticamente ininterrumpido en toda la película, para la que incorporó, además, temas previamente escritos para filmes de Fellini, conformando en su totalidad una fascinante exposición de la vitalidad y tristeza, la euforia y melancolía emanadas de ese ambiente circense que tanto emocionó al director, que fue quien le pidió esos trasvases musicales entre sus películas.