En el Moscú de los años cincuenta, una espía estadounidense busca conseguir información secreta de la joven promesa del gobierno ruso, pero lo último que espera es que va a enamorarse de él.
Banda sonora en la que la compositora aplica un bello tema principal romántico de aires melancólicos para enfatizar la sensación de pérdida y aflicción que domina a la protagonista. Junto al mismo, temas de suspense para el entorno de peligro y músicas ambientales y dramáticas diversas. Su comienzo es sólido y contundente, pero paulatinamente la banda sonora cae en el estancamiento, la rutina y finalmente la desidia, perdiendo interés en lugar de elevarlo. El tema principal acaba por ser solo bonito, no explicativo, lo que hace que todo resulte bastante indiferente. Nada que ver con aquellas creaciones en filmes similares firmadas por John Barry o Georges Delerue que, con estructuras similares, llegaban al final de las películas en crescendo narrativo y dramático, manteniendo el pulso en todo momento y no perdiéndolo a mitad de camino, como sucede aquí.