Usuario: jewen (Jesé Cabezas)
Fecha de publicación: 19.09.2017
Hace ya tres años, los compositores “Martin O’Donnell”, “Michael Salvatori” y “C. Paul Johnson” nos deslumbraron con una banda sonora que vigorizaba tanto el videojuego “Destiny (2014)” que no es pecado decir que por sí misma la bso dejaba en prendas menores a muchos de los apartados técnicos y conceptuales del videojuego.
Todo partía de un leitmotiv de piano muy sencillo, evolucionando en un tema tan solemne y poderoso que impregnaba cada “rincón” de la banda sonora; con sus muy distintas variaciones y entradas se encargaba de dar forma musicalmente a una saga neonata pero con un potencial a medio y largo plazo realmente emocionante.
A todo eso había que sumar un notable y variado temario para las distintas razas alienígenas y localizaciones, el cual iba perfectamente de la mano del fabuloso tema principal, ayudando a enriquecer el conjunto de la obra y hacer de la experiencia jugable algo realmente único.
“Michael Salvatori” y “C Paul Johnson” encabezaron el fantástico equipo de compositores que tomo el relevo musical en las siguientes expansiones del videojuego (The Dark Below, House of Wolves, The Taken King y Rise of Iron), y hay que reconocer la enorme “expansión” musical que han logrado, no olvidando las raíces de la composición original y llevándolas en volandas por nuevos caminos que han logrado que esta joven saga sea un auténtico referente en la composición músical para videojuegos. Una labor realmente titánica, admirable.
Por supuesto, como apoyo la gran verdad de que la banda sonora es la película, en el caso del Cine, y que esa es la mejor manera de entenderla y disfrutarla, también afirmo que en los videojuegos sucede sino igual, muy, muy parecido. Y en el caso de “Destiny” la música convierte el apartado jugable en una experiencia tan tensa como vibrante.
Aun no he podido poner mis manos encima de “Destiny 2”, pero tan solo hace falta un poco de perspicacia (si sabemos desde dónde partimos) para entender que esta banda sonora es probablemente la mejor de la saga, y eso es mucho decir.
Hasta donde he podido profundizar en ella he encontrado verdaderas perlas musicales que de seguro en el marco del videojuego tienen que ostentar una fuerza narrativa y ambiental enorme, y que se encuentran sin ningún tipo de dudas entre lo mejor de la saga.
El compañero Ignacio Marqués destacaba el track “Journey”, un bello in crescendo que devuelve la esperanza después de la catastrófica situación que se vive en los sucesos que inician el videojuego. Y hablando de esperanza, el leitmotiv original de “Destiny” (además de en todas sus variantes) va apareciendo cada vez más y más a medida que la banda sonora avanza, para recordarnos (sino intuyo mal) que la “Luz” (la esperanza en el universo de Destiny) no solo no se ha perdido sino que está cada vez más presente. Estas entradas del leitmotiv original, ya sea en una parte ambiental, en el tema de un personaje principal como “Ikora Rey” o en la lucha contra el villano, dotan a la música del halo de solemnidad y emoción que es y será “Destiny”, la sensación de aventura definitiva.
A pesar de los más que notables trabajos de este grupo de compositores para las expansiones comentadas, podía quedar cierto aire de dudas sobre si en esta secuela se podría no solo seguir los pasos, sino evolucionar más aun el trabajo base del prodigioso Martin O’Donnell.
Esas dudas quedan totalmente despejadas al escuchar maravillas como “Last Rite”, “The Farm”, “Ikora” o “Sanctuary”, entre otros.
Porque seamos realistas, quizás desarrollar los temas de acción inspirándose en el trabajo del “Destiny” original les puede ser hasta cierto grado factible, como de hecho lo han demostrado durante estos tres años. Pero amigos, cuando hablamos del toque delicado y cuasi-espiritual que O’Donnell fue capaz de brindar, eso son palabras mayores.
Y de eso hay mucho y maravilloso en este “Destiny 2”.
Una obra tan respetuosa y honrosa con sus inicios como valiente y dotada para marcar el camino a seguir en el futuro próximo. Una creación especial que vuelve a poner al mundo de los videojuegos a una altura musical de primera categoría.