Una muchacha vive acomplejada por un trágico accidente que provocó sin desearlo y por el que su padre no la perdona. Aislada y sin amor, se refugia en sí misma.
Partitura dramática, muy sentida, con un carácter mayoritariamente clásico, en el que sobresale el empleo del cello a cargo de Jorane, cellista canadiense. Los temas son de enorme belleza, intimistas y delicados, y se compensan con otros más modernos en los que toma parte importante la música electrónica, a modo de contraste. Sobresale también por su cariz afligido, casi trágico, de la mayor parte de la partitura.