La decadencia de las clases pudientes en Roma, centrada en los desesperados intentos de un periodista por tener una aventura amorosa fácil.
Para esta cruda sátira sobre la vacuidad de la Roma contemporánea, Fellini inicialmente no quiso emplear música original, sino temas populares que hicieran aún más patente la intrascendencia en la vida romana. Sin embargo, la presencia del compositor fue necesaria cuando el director no pudo conseguir los derechos de determinadas canciones. El compositor escribió un conjunto de temas para las distintas escenas, con el denominador común de que darían esa sensación de vacío y superficialidad. Recurrió para ello a melodías inspiradas en el jazz y el blues, así como a sus consabidos circenses, para destacar la necedad de las clases aristocráticas. Sobre todos ellos, el prototípico de "La dolce vita", un dinámico tema que se intercala en diversos momentos.