Secuela de The Exorcist (73), en la que el Diablo vuelve a apoderarse de la pequeña y un nuevo sacerdote le hace frente.
Sofisticada y compleja partitura que se basa sustancialmente en melodías atonales y corales, con ciertos toques étnicos africanos. Da un tono general entre místico y terrorífico, que se contrasta con el tema escrito para la protagonista, de gran delicadeza y con empleo de voz femenina.