Un vendedor de coches angustiado por sus problemas económicos pone en marcha un plan que consiste en contratar a dos delincuentes para que secuestren a su esposa y pedir así un suculento rescate a su tiránico suegro. Pero las cosas salen espantosamente mal y la mujer muere.
Bajo la apariencia de una música tranquila y agradable, subyace una partitura de gran dramatismo, que aprovecha algunos de los elementos de la música folk para efectuar un contraste entre lo bucólico y lo trágico. Se acompaña de la banda sonora de Barton Fink (91).