Documental en torno al Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, producido por el Centro Simon Wiesenthal y ganador del Oscar en la categoría de documentales.
A partir de melodías de origen hebreo, el compositor se implica muy seriamente, mostrando la grandeza de un pueblo salvajemente ultrajado y resaltando con su música su enorme dignidad. Las imágenes que corresponden a los masificados actos del partido de Hitler son descritas con una música nerviosa y tensa, que refleja tanto el nivel de histerismo y locura de un megalómano como de un pueblo llevado a seguir la barbarie. Las crudas y devastadoras imágenes del campo de concentración de Dachau intentan explicar lo que es absolutamente inexplicable: una pesadilla sin razón alguna, la mayor barbaridad que ha visto nuestro siglo. Pero también hay esperanza en la partitura, aunque la liberación del campo de concentración no viene acompañada por una música que describa el comienzo de una nueva etapa, sino la condena de todo un pueblo al doloroso recuerdo. El compromiso del compositor con este documental queda patente con su música políticamente comprometida con la libertad y por la paz.