Una pareja de bailarines que habían saltado a la fama gracias a su perfecta imitación de Ginger Rogers y Fred Astaire se reúnen años después en Roma para aparecer en un programa de televisión. Su regreso resultará bastante traumático para los dos.
La muerte de Nino Rota dejó en el cine de Fellini un gran vacío, que el director intentó paliar haciendo que otros compositores mantuvieran su espíritu. Y esto es lo que hizo, con elegancia y mucho acierto, Piovani en esta deliciosa creación ambiental y dramática en la que la música no se limitaba a los distintos números musicales, sino que aportaba un bello tono peripatético en su tema principal, aplicado sobre los dos protagonistas y que resaltaba su amargura pero también su ilusión por un nuevo comienzo. Deliciosa.