Primera parte de la adaptación al cine del último libro de la saga. Una tarea casi imposible cae sobre los hombros de Harry Potter: deberá encontrar y destruir los horrocruxes para dar fin al reinado de Lord Voldemort.
El arranque musical de la saga que impuso en su momento John Williams fue tan fuerte y poderoso -singularmente por la majestuosidad de su tema principal y su tema central-, que ha acabado por dejar una huella imborrable que ha dificultado la tarea de los sucesivos compositores que han trabajado en la saga, autores de partituras mejor o peor resueltas pero siempre por debajo de los logros alcanzados en Harry Potter and the Philosopher´s Stone (01).
El compositor se ha esforzado por crear una banda sonora con personalidad propia, incluso al margen de las referencias, y es evidente que ha aportado una gran categoría musical, tanto en su parte lírica (muy bella) como en lo que concierne a la ambientación de lo misterioso y de la acción. Esta es una obra muy sólida y solvente, con algunos temas de gran presencia y con cuidada elaboración y refinamiento orquestal. Considerada al margen de la saga, se trata de una partitura más que notable. Pero es parte de una saga, y con ello el compositor no logra evitar que la sombra de Williams siga siendo tan alargada. Y no es del todo justo, pero tampoco se puede evitar.