Para levantar una gigantesca central termonuclear, un ingeniero ordena dinamitar unas cuevas que, según las tradiciones, fueron habitadas por uno de los profetas del Apocalipsis. La explosión destruye el exorcismo que frenaba la expansión del Mal sobre el mundo.
Banda sonora que arranca con un dinámico tema principal, que sirve de referencia musical a lo largo de toda la partitura, ayoritariamente dominada por música de carácter impresionista, en la que el compositor recurre a melodías y coros que refuerzan un misticismo primario algo tétrico. Se acompaña de la banda sonora de Sesso in confesionale (74).
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