Filme basado en un hecho real sobre un hombre condenado a muerte cuya pena es conmutada por la de cadena perpetua y que, para abatir su soledad, comienza a interesarse por los pájaros, hasta convertirse en un ornitólogo de fama mundial.
Siendo la película un drama carcelario, la música sirve de elemento de liberación, de tal modo que expresa el anhelo de liberación personal del protagonista y de descripción de su mundo interno. El compositor se muestra únicamente interesado en el protagonista y deja por completo al margen de cualquier otra consideración a sus compañeros de celda, a la mujer que de él se enamora y con la que se casa o, incluso, a su posesiva madre, ciñéndose a explicar lo que el protagonista no dice ni expresa.
Dos son los pilares básicos: por un lado, resaltar la íntima necesidad que tiene el protagonista de recuperar la libertad y, por otro, la progresiva recuperación de sus propios valores personales a través del autodidacta trabajo como improvisado ornitólogo. El compositor desarrolla estos conceptos empleando música muy íntima, suave y melancólica, con acentuado aire sureño y empleo de la percusión y la flauta. Hay un momento especialmente memorable: cuando, contra todos los pronósticos, sus pájaros consiguen superar una enfermedad mortal. El compositor lo refleja con una música exaltada y rítmica que subraya, más allá de la milagrosa recuperación, el verdaderamente milagroso comienzo del restablecimiento de la autoestima personal del protagonista.